Hay frases que impactan; sobre todo cuando son pronunciadas con rotundidad y convicción. Una de las que más me ha impactado en los últimos años es ésta:
« Hace poco formulé dos preguntas al público en una charla «Kopyleft». Primero pedí que levantasen la mano todos aquellos que en el último mes se habían bajado una obra intelectual de Internet: se alzó un bosque de brazos, entre ellos el mío. Después pregunté cuántos, en el mismo periodo temporal, habían pasado un libro por el escáner y lo habían subido a la Red. Nadie. »
pronunciada por un abogado extremeño universal en Barcelona.
Hoy, dentro del faraónico proyecto que ya es ColorIURIS, hemos dado un paso más; pequeño, pero un paso más hacia la verdadera liberalización de la Cultura.
«El espacio de utilidad pública» creado para albergar las obras digitales de quienes así lo deseen, al amparo de la Disposición Transitoria Tercera de la L.P.I. cuenta – por fin, y después de no pocos esfuerzos por parte de todo el equipo ColorIURIS – con un apartado para albergar obras que han pasado al dominio público.
Para inaugurar «el pantano» hemos elegido una obra emblemática – no sólo para los hispanoparlantes – de Nuestra Literatura; y una edición de lujo:
El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha
de Miguel de Cervantes Saavedra
en edición de 1967 (Ediciones Castilla) , adornada con 356 grabados de Gustavo Doré y comentada por Clemencín (por desgracia no ha sido posible incluir – por razones obvias 😉 – el magnífico prólogo de Luis Astrana Marín, ni el índice de Justo García Morales).
Comprenderán que la digitalización única de toda la obra supondría – de hecho – la imposibilidad de su descarga (al menos para la inmensa mayoria); así que, siguiendo la tradición folletinesca española, los archivos se irán albergando en el repositorio de obras libres en «paquetes» de 10 Mb aproximadamente. El primer archivo es el prólogo del propio autor.
Una última puntualización.
Comprobarán que la descarga viene precedida de un acuerdo de licencia (contrato) copyleft; única garantía de que nuestro esfuerzo no haya sido en balde, y esta magnífica edición de la obra cervantina permanezca siempre donde le corresponde: en el dominio público.
Y usted, amable lector, ¿qué responderá la próxima vez que le hagan la pregunta a que nos referíamos unas líneas más arriba?
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